El príncipe Frederik de Nassau, hijo del príncipe Roberto de Luxemburgo y Julie de Nassau, falleció el pasado 1 de marzo a los 22 años, luego de una larga lucha contra la rara enfermedad genética conocida como PolG. Su muerte fue anunciada por su padre a través de un comunicado en la página web de la Fundación POLG, la organización que Frederik fundó y dirigió, dedicada a apoyar a las víctimas de esta enfermedad.
Con gran tristeza, el príncipe Roberto compartió cómo, incluso en sus últimos momentos, su hijo mantuvo su característico sentido del humor, aliviando el dolor de la despedida. En el mensaje, recordó que Frederik, el pasado 28 de febrero, Día de las Enfermedades Raras, los llamó a su habitación para una última conversación. “Frederik encontró la fuerza y el coraje para despedirse uno a uno de cada miembro de la familia: su hermano Alexander, su hermana Charlotte, yo, sus tres primos Charly, Louis y Donall, su cuñado Mansour, y finalmente, su tía Charlotte y su tío Mark”, relató.
El príncipe subrayó que, a pesar de la gravedad de su enfermedad, Frederik nunca perdió su humor. “Después de regalarnos a cada uno de nosotros una despedida –algunas tiernas, otras sabias y algunas incluso instructivas– al más puro estilo de Frederik, nos dejó con una última broma familiar. Incluso en sus momentos finales, su humor y su compasión no conocieron límites, y nos despidió con una risa que nos animó a todos”, expresó su padre.
Un diagnóstico tardío y una lucha incansable
Frederik nació con un trastorno genético que afecta la energía de las células, provocando disfunción progresiva y insuficiencia en varios órganos. Sin embargo, no fue sino hasta los 14 años que los médicos lograron diagnosticarlo. “Aunque no lo sabíamos en el momento de su nacimiento, Frederik padecía una enfermedad rara: la enfermedad mitocondrial POLG. Como sucede con 300 millones de personas en el mundo, este tipo de enfermedades son difíciles de reconocer, incluso para los médicos, y las familias pueden nunca saber lo que tienen, ya que suelen ser identificadas muy tarde en su progreso. Fue a los 14 años cuando, con los síntomas más evidentes y el avance de la enfermedad, Frederik recibió el diagnóstico”, explicó el príncipe Roberto.
A pesar del sufrimiento que le causó la enfermedad, el príncipe destacó la valentía de su hijo. “Luchó valientemente contra su enfermedad hasta el último momento. Su indomable deseo de vivir lo impulsó a superar los desafíos físicos y emocionales más duros. Nuestro querido Frederik veía la belleza en todo”, expresó su padre. En un emotivo recuerdo, Roberto relató que, durante una hospitalización reciente por una neumonía y una infección grave, Frederik, incapaz de moverse o tomar fotos, le pidió a su hermano Alexander que capturara la puesta de sol, un acto que reflejó su espíritu y su amor por la vida.