En un contexto marcado por el aumento de la obesidad infantil y los trastornos de conducta alimentaria (TCA), las niñas y adolescentes enfrentan una presión sin precedentes por cumplir con estándares de belleza impuestos por las redes sociales. Expertas en nutrición y salud mental advierten sobre los efectos negativos de esta exposición constante, que afecta tanto la salud física como emocional de las nuevas generaciones.

El auge de plataformas como Instagram y TikTok ha creado una presión para alcanzar cuerpos “perfectos”, con imágenes digitalmente editadas que distorsionan la realidad. “Las adolescentes, y especialmente las niñas, tienen menos alfabetización digital, lo que las lleva a compararse constantemente con estos ideales inalcanzables”, explica la médica psiquiatra Juana Poulisis. Este fenómeno, conocido como “dismorfia de Snapchat”, refleja la obsesión por las versiones editadas de uno mismo, lo que en algunos casos puede llevar a dietas extremas o procedimientos estéticos.

Romina Lambert, pediatra y especialista en nutrición infantil, resalta cómo la búsqueda de aceptación social a través de “likes” y comentarios refuerza la idea de que la apariencia física es la clave para la validación. Esta constante comparación genera baja autoestima, ansiedad y conductas alimentarias perjudiciales como la restricción o los atracones.

El contraste entre la obsesión por cuerpos extremadamente delgados y el aumento de la obesidad infantil es otro fenómeno alarmante. “Ambos problemas —obesidad y TCA— aumentaron en todo el mundo debido a factores como las dietas extremas y el estigma hacia la obesidad”, explica Ana Cappelletti, médica especializada en nutrición. Estos trastornos están relacionados con factores biológicos, psicológicos y socioculturales, sumado a los cambios en los hábitos alimentarios y el sedentarismo.

Además, la falta de hábitos alimentarios saludables, sumada a la influencia de la publicidad y las redes sociales, ha exacerbado la crisis de la alimentación juvenil. La obesidad aumenta el riesgo de enfermedades graves como diabetes y problemas cardiovasculares, mientras que los TCA pueden tener consecuencias devastadoras para la salud física y mental, incluyendo la depresión y un mayor riesgo de suicidio.

Las especialistas coinciden en la importancia de encontrar un equilibrio, destacando la importancia de una alimentación consciente y saludable, sin caer en extremos. La clave es no seguir dietas de moda ni imponer restricciones severas, sino fomentar una relación equilibrada con la comida y aceptar el propio cuerpo tal como es.

Algunas recomendaciones incluyen: desconfiar de promesas de resultados rápidos, no usar la comida como castigo o recompensa, priorizar la educación alimentaria y aceptar que el bienestar general es más importante que cumplir con estándares estéticos. Además, fomentar una crítica consciente de los mensajes de las redes sociales puede ayudar a cuestionar los ideales de belleza impuestos y promover una autoimagen más saludable.

En un mundo digital saturado de ideales de belleza irreales, el reto es aprender a aceptarse a uno mismo y construir una relación sana con la comida y el cuerpo.

Por Editorial

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