Durante milenios, la Luna ha mostrado siempre el mismo rostro a la Tierra, mientras su lado oculto permanecía envuelto en misterio. Ahora, un estudio reciente de la NASA ha revelado una sorprendente diferencia en la estructura interna de ambos hemisferios del satélite natural. Los datos provienen de la misión GRAIL (Laboratorio de Recuperación de Gravedad e Interior), que ha permitido crear el mapa gravitacional más detallado de la Luna hasta la fecha.

Los resultados, publicados en la revista Nature, indican que el interior lunar es asimétrico, y que esta desigualdad se originó hace miles de millones de años debido a un intenso vulcanismo en la cara visible desde la Tierra. Esta actividad volcánica, según explican los investigadores, habría provocado una acumulación de elementos radiactivos generadores de calor en esa región del manto lunar.

Dos caras, una historia geológica distinta

“La cara cercana de la Luna —la que siempre vemos— es más cálida y geológicamente más activa que la cara lejana”, explicó Ryan Park, autor principal del estudio y supervisor del Grupo de Dinámica del Sistema Solar en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA, en California.

Durante su órbita, la Luna experimenta lo que se conoce como “deformación de marea”, una ligera flexión causada por la atracción gravitatoria de la Tierra. Sin embargo, esta flexión ocurre con mayor intensidad en la cara cercana, lo que confirma diferencias importantes en la composición y temperatura del manto entre ambos hemisferios.

Las claves: temperatura, radiactividad y vulcanismo

El estudio confirma que el manto de la cara cercana es entre 100 y 200 °C más caliente que el de la cara lejana. Esta diferencia térmica se explica por la concentración de elementos como torio y titanio, que al descomponerse generan calor. Además, esta cara presenta grandes llanuras volcánicas llamadas “mares”, formadas por antiguas corrientes de lava, mientras que el lado oculto muestra un terreno más montañoso y accidentado, con poca evidencia de actividad volcánica superficial.

“El hecho de que la asimetría del manto coincida con las diferencias geológicas en la superficie —como la distribución de basaltos volcánicos— sugiere que los procesos que dieron forma al antiguo vulcanismo lunar podrían seguir activos a nivel interno”, destacó Alex Berne, coautor del estudio y científico planetario del Instituto de Tecnología de California (Caltech).

GRAIL: el mapa que cambió la forma de ver la Luna

Los hallazgos fueron posibles gracias a los datos obtenidos por las sondas Ebb y Flow, que orbitaban la Luna como parte de la misión GRAIL entre 2011 y 2012. Según Park, el análisis de esta información permitió construir el mapa gravitacional más completo y preciso del satélite, revelando detalles cruciales de su interior.

Este avance no solo mejora nuestra comprensión de la evolución lunar, sino que también tiene aplicaciones futuras: los científicos creen que la metodología utilizada podría adaptarse para estudiar otros cuerpos celestes como Encélado (Saturno) o Ganímedes (Júpiter), candidatos clave en la búsqueda de vida extraterrestre.

Un vecino cósmico aún lleno de misterios

Aunque la Luna ha sido objeto de observación durante siglos y protagonista de múltiples misiones espaciales, aún guarda secretos en su interior. Como recordó Park, su influencia en la Tierra es fundamental: estabiliza la rotación del planeta, regula las mareas y afecta el equilibrio de nuestros ecosistemas.

Este nuevo estudio abre una ventana a su pasado geológico y marca un paso más en el camino hacia futuras misiones tripuladas y no tripuladas que seguirán explorando su superficie y su estructura más profunda.

Por Editorial

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *