Un equipo internacional de astrónomos ha detectado un planeta colosal orbitando una estrella diminuta, rompiendo con los modelos actuales de formación planetaria. El hallazgo podría reescribir lo que sabemos sobre cómo nacen los planetas.

Durante décadas, los astrónomos han trabajado para construir un mapa coherente del universo, basado en teorías sólidas y observaciones rigurosas. Entre ellas, una de las ideas más aceptadas es que solo las estrellas más grandes pueden formar planetas gigantes como Júpiter o Saturno. Sin embargo, un descubrimiento reciente ha puesto esta teoría en jaque.

Investigadores, en colaboración con la NASA, han identificado un exoplaneta de gran tamaño orbitando una estrella muy pequeña, una configuración que hasta ahora se creía prácticamente imposible. El hallazgo ha generado un gran revuelo en la comunidad científica y está forzando a los expertos a repensar los fundamentos de la formación planetaria.

TOI-6894b: el planeta imposible

El protagonista de esta historia es TOI-6894b, un planeta gaseoso que gira alrededor de una estrella enana conocida como TOI-6894, que tiene apenas una quinta parte de la masa del Sol. Según las leyes astronómicas actuales, una estrella tan ligera no debería ser capaz de formar un planeta tan grande: simplemente no tiene suficiente masa para crear un disco protoplanetario lo bastante extenso.

Y sin embargo, TOI-6894b está ahí. No solo es más grande que Saturno, sino que su densidad es extremadamente baja y su atmósfera inusualmente fría, lo que lo convierte en uno de los mundos más peculiares detectados hasta la fecha.

“Es uno de los casos más extremos jamás observados en cuanto a la relación entre la masa de una estrella y el tamaño de su planeta”, explicó Francisco José Pozuelos, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

¿Cómo se forma un planeta así?

El modelo estándar de formación planetaria se basa en los llamados discos protoplanetarios: anillos de gas y polvo que rodean a las estrellas jóvenes. En estos discos, la gravedad va agrupando materia hasta formar planetas. Y cuanto más masiva es la estrella, mayor suele ser el disco y, por tanto, las probabilidades de formar planetas grandes.

La existencia de TOI-6894b sugiere que este modelo podría estar incompleto. ¿Existen otros mecanismos que permiten la formación de planetas gigantes en sistemas estelares pequeños? Esa es la gran pregunta que este descubrimiento plantea.

Un hallazgo gracias al satélite TESS

El descubrimiento fue posible gracias al satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA, diseñado para buscar exoplanetas mediante el método del tránsito: detectar pequeñas caídas en el brillo de una estrella cuando un planeta pasa frente a ella.

En esta investigación, España jugó un papel clave. Desde un telescopio de apenas 1,5 metros en el IAA-CSIC, se obtuvieron datos cruciales para confirmar la existencia de TOI-6894b y analizar sus características.

Implicaciones para la astronomía

Este hallazgo abre la puerta a nuevas hipótesis sobre la diversidad de sistemas planetarios en el universo. La posibilidad de que planetas gigantes puedan formarse alrededor de estrellas pequeñas amplía el espectro de búsqueda para futuras misiones espaciales, como las del telescopio James Webb o proyectos internacionales aún en desarrollo.

“El universo está lleno de sorpresas, y esta es una de las más grandes que hemos encontrado en mucho tiempo”, concluyó Pozuelos.

¿Qué significa esto para el futuro?

Este descubrimiento no solo desafía nuestras ideas previas, sino que también sugiere que la formación de planetas es un proceso más flexible y diverso de lo que imaginábamos. Si existen más planetas como TOI-6894b, podría ser necesario replantear gran parte de la teoría actual y redoblar los esfuerzos por explorar entornos que hasta ahora considerábamos poco prometedores.

Por Editorial

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