Un reciente estudio publicado en la revista Science Advances plantea una nueva hipótesis sobre uno de los mayores enigmas de Marte: ¿a dónde fue toda su agua? La investigación, respaldada por la NASA, sugiere que la radiación solar habría jugado un papel clave en la desaparición del agua marciana, lo que supone un giro importante en la comprensión del clima del planeta rojo.

Durante décadas, la comunidad científica ha considerado que Marte fue, en algún momento remoto, un planeta húmedo, cubierto por ríos, lagos e incluso océanos. Las huellas de ese pasado acuoso aún son visibles en su superficie erosionada y en los valles que atraviesan su geografía.

Ahora, un equipo liderado por John Clarke, del Centro de Física Espacial de la Universidad de Boston, ha reunido nuevas pruebas que señalan al Sol como principal responsable de esa transformación. El estudio se basa en datos recopilados durante tres años marcianos completos (equivalentes a más de cinco años terrestres) gracias a la colaboración entre el Telescopio Espacial Hubble y la misión MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile Evolution).

La fotodisociación: cuando la luz del Sol rompe las moléculas de agua

El mecanismo clave identificado en esta pérdida es la fotodisociación, un proceso en el que la radiación ultravioleta del Sol descompone las moléculas de agua en la atmósfera marciana, separándolas en hidrógeno y oxígeno. Debido a su bajo peso, los átomos de hidrógeno escapan fácilmente al espacio. El deuterio, una variante más pesada del hidrógeno, también se escapa, pero a un ritmo más lento, dejando una “firma química” que los científicos pueden rastrear para entender mejor cómo ocurrió esta pérdida.

Las observaciones conjuntas de MAVEN y Hubble han permitido medir estas tasas de escape con un nivel de precisión sin precedentes, incluyendo los cambios estacionales y las variaciones asociadas con la posición de Marte en su órbita.

Una atmósfera más dinámica de lo que se creía

Lejos de ser un mundo pasivo, la atmósfera de Marte resulta ser mucho más activa de lo que se pensaba. Su órbita elíptica hace que la distancia entre el planeta y el Sol varíe hasta en un 40%, lo que tiene un impacto directo en su clima. Cuando Marte se acerca más al Sol, la radiación calienta su atmósfera, facilitando que las moléculas de agua asciendan a capas altas donde pueden ser destruidas por la luz solar y luego liberadas al espacio.

Además, los científicos han detectado variaciones repentinas que podrían estar relacionadas con tormentas solares o reacciones químicas inducidas por la radiación ultravioleta, lo que explicaría los picos en la liberación de hidrógeno y deuterio.

¿Por qué es importante entender la desaparición del agua marciana?

Comprender cómo Marte perdió su agua no solo ayuda a reconstruir su historia, sino que también aporta pistas clave sobre la evolución de planetas potencialmente habitables en otras partes del universo.

La Tierra, Marte y Venus se formaron en la misma región del sistema solar, pero sus trayectorias climáticas fueron completamente diferentes. En ese sentido, Marte representa un valioso laboratorio natural para estudiar cómo los factores externos, como la radiación solar, pueden transformar la atmósfera de un planeta.

Este trabajo, liderado por Clarke, es un paso fundamental para desentrañar no solo el pasado de Marte, sino también para prever el futuro de otros mundos parecidos al nuestro.

Por Editorial

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