Una imagen inédita de la nebulosa Trífida, apodada “la nebulosa algodón de azúcar” por sus tonos rosados y azules, ha sido capturada con un nivel de detalle sin precedentes por el Observatorio Vera C. Rubin, el telescopio digital más avanzado del mundo.
Ubicado en la cordillera de los Andes, en Chile, y financiado por Estados Unidos, este observatorio alberga la cámara digital más grande jamás construida para la astronomía. Gracias a esta tecnología de vanguardia, los científicos lograron registrar una de las imágenes más nítidas del universo, revelando estructuras cósmicas a miles de años luz de la Tierra.
Un caramelo cósmico a 5.000 años luz
La imagen, resultado de 678 exposiciones individuales tomadas en siete horas, muestra la nebulosa Trífida junto a la nebulosa de la Laguna, ambas ubicadas en la constelación de Sagitario, a unos 5.000 y 4.000 años luz, respectivamente.
Los colores vibrantes que se observan no son solo un deleite visual: reflejan la composición química y la dinámica interna de estas nubes interestelares de gas y polvo, claves en la formación de nuevas estrellas. El nivel de detalle alcanzado permitirá a los astrónomos estudiar con mayor precisión cómo evolucionan estas estructuras cósmicas.
Tecnología sin precedentes para explorar el universo
El telescopio del Observatorio Rubin no solo toma imágenes estáticas. Está diseñado para escanear cada noche el cielo durante los próximos 10 años, generando una base de datos astronómica sin igual.
Brian Stone, jefe de gabinete de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF), afirmó que este proyecto recopilará más información que todos los telescopios ópticos de la historia combinados. “Nos ayudará a entender mejor fenómenos del universo temprano, así como misterios como la materia y la energía oscuras”, declaró a CBS News.
“Algodón de azúcar”: un nombre dulce para un fenómeno colosal
Aunque su nombre oficial es Trífida, la nebulosa ha sido apodada popularmente como “algodón de azúcar” por su apariencia etérea y colorida, similar a este clásico dulce. El sobrenombre, aunque informal, ha capturado la imaginación del público y ha servido para acercar la astronomía a una audiencia más amplia.
Más allá de su belleza visual, las nebulosas como la Trífida son semilleros estelares, donde el gas y el polvo se agrupan y colapsan para formar nuevas estrellas. Su estudio ayuda a entender cómo nacen los sistemas solares y cómo evolucionan las galaxias.
Una nueva era en la observación del cielo
El debut del observatorio Rubin marca el inicio de una nueva etapa en la astronomía. Su capacidad para registrar eventos transitorios —como supernovas, asteroides cercanos o sutiles cambios de luz en galaxias lejanas— no solo enriquecerá el conocimiento científico, sino que también podrá tener aplicaciones prácticas, como la detección temprana de amenazas espaciales.
Además, las imágenes obtenidas tienen un valor artístico y emocional innegable. La representación visual de fenómenos cósmicos milenarios, con una calidad nunca antes alcanzada, inspira asombro, curiosidad y un renovado interés por el universo.
En palabras del equipo científico, esta espectacular imagen es apenas el comienzo. Durante la próxima década, el Observatorio Rubin construirá un archivo visual sin precedentes, que documentará la evolución del cosmos con un nivel de precisión nunca antes imaginado.
