Las Vegas, EE.UU. — A sus 46 años, Manny Pacquiao volvió a subirse al ring con un objetivo claro: hacer historia como el campeón mundial de mayor edad en la división welter. La noche prometía ser legendaria, y el MGM Grand se rindió ante el ídolo filipino, quien enfrentó al mexicano Mario “Azteca” Barrios por el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Pero lo que pudo ser una noche gloriosa quedó empañada por un resultado que ha generado controversia: empate mayoritario.

Desde el primer asalto, Pacquiao salió con la intensidad que lo hizo leyenda. Con combinaciones potentes, presionó a Barrios, quien no se quedó atrás y mostró solidez en su respuesta, incluso llegando por momentos a eclipsar el ritmo del veterano campeón. La pelea se convirtió en un intercambio constante, donde el respeto entre ambos se hacía evidente.

Barrios, por su parte, pareció contenerse ante la figura de Pacquiao. Aunque conectó algunos ganchos al cuerpo que hicieron mella, en los momentos clave se mostró cauteloso, algo que no pasó desapercibido para su esquina, que exigía más agresividad recordando que estaba en juego un campeonato mundial.

Los rounds intermedios se tiñeron de estrategia, respeto mutuo y desgaste físico. Pacquiao continuó lanzando volados al rostro que marcaron el rostro del mexicano, mientras Barrios buscaba conectar golpes al hígado con la intención de derribar al veterano.

Tras 12 asaltos intensos, los jueces no se pusieron de acuerdo: dos tarjetas vieron empate, y una más dio la ventaja mínima a Pacquiao. Con el empate mayoritario, Mario Barrios retuvo el cinturón, y Manny Pacquiao se quedó a las puertas de una hazaña histórica.

Aunque el resultado ha generado opiniones divididas entre aficionados y expertos, lo cierto es que Pacquiao volvió a demostrar que su leyenda sigue viva, aún frente a boxeadores más jóvenes y en plena forma.

Por Editorial

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