Una investigación reciente de la Universidad de Wisconsin-Madison ha arrojado luz sobre un problema frecuente en las misiones espaciales no tripuladas: la tendencia de los Rovers a quedar atascados en la superficie de planetas como Marte o la Luna. La causa, según los científicos, no estaría en los diseños defectuosos, sino en cómo se simulan sus pruebas en la Tierra.
¿Qué son los Rovers y para qué sirven?
Los Rovers son vehículos autónomos diseñados para explorar superficies planetarias. Pueden recolectar muestras, tomar fotografías y analizar el terreno. Ejemplos famosos incluyen el Curiosity y el Perseverance de la NASA, que han sido claves para estudiar Marte.
Aunque estas máquinas han aportado información valiosa, también han enfrentado dificultades: uno de los casos más recordados es el del Rover Spirit, que en 2009 quedó irremediablemente atascado en el suelo marciano.
El problema está en las pruebas terrestres
Antes de su lanzamiento, los Rovers se prueban en entornos similares al planeta de destino, como desiertos en la Tierra, y se adaptan en peso para simular condiciones de baja gravedad. Por ejemplo, para replicar la gravedad lunar (que es seis veces menor que la terrestre), se utiliza un prototipo más liviano.
Sin embargo, el nuevo estudio advierte que este enfoque tiene una falla crítica: la arena terrestre no se comporta igual que la arena bajo baja gravedad. En la Tierra, el mayor peso y compresión hacen que la arena sea más compacta y estable, lo que favorece el desplazamiento del Rover. En la Luna o Marte, la arena es más suelta y se levanta con facilidad, lo que provoca pérdida de tracción y atascos.
Una nueva herramienta para evitar errores
Para abordar este problema, los investigadores desarrollaron un simulador de terradinámica que permite predecir cómo se moverán los Rovers en superficies blandas y de baja gravedad. Este avance podría mejorar considerablemente el diseño y las pruebas de futuras misiones espaciales, evitando pérdidas millonarias.
Un paso adelante para la exploración espacial
Gracias a esta nueva perspectiva, se espera que los próximos Rovers estén mejor preparados para enfrentar las verdaderas condiciones del terreno extraterrestre. Entender cómo interactúan la gravedad y el suelo es clave para asegurar el éxito de las misiones de exploración en Marte, la Luna y más allá.
