Un antiguo cráneo hallado en una cueva griega hace más de 60 años ha vuelto a generar debate entre los científicos. De acuerdo con una nueva investigación publicada en la edición de septiembre del Journal of Human Evolution, el fósil no pertenece ni al Homo sapiens ni al Homo neanderthalensis, como se pensaba inicialmente, sino a un homínido distinto: el Homo heidelbergensis.
El fósil, descubierto en 1960 en la cueva de Petralona, al norte de Grecia, tendría una antigüedad de al menos 300 mil años, lo que lo convierte en uno de los hallazgos más antiguos de homínidos en Europa continental.
¿Quién fue el Homo heidelbergensis?
Según los autores del estudio, este cráneo representa a un ancestro humano que vivió entre 700,000 y 200,000 años atrás y que pudo haber sido un punto clave en la evolución tanto de los neandertales en Europa como de los humanos modernos en África.
El Homo heidelbergensis tenía una estatura similar a la nuestra y compartía ciertos rasgos anatómicos con los neandertales, pero también poseía características propias que lo separan de otras especies conocidas.
¿Cómo se determinó su antigüedad?
Para estimar la edad del fósil, los científicos emplearon una técnica conocida como datación por series de uranio, un método que mide la proporción entre el uranio presente en la calcita adherida al cráneo y su producto de descomposición, el torio. La calcita —formada por el flujo de agua rica en minerales— se acumuló alrededor del cráneo, sellándolo contra la roca.
El análisis reveló que la calcita comenzó a formarse poco tiempo después de que el cráneo quedara expuesto, lo que permitió establecer con confianza que el fósil tiene por lo menos 300,000 años. Algunos expertos, como el paleoantropólogo Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, sostienen que la antigüedad podría ser incluso mayor si la formación de calcita fue más lenta de lo que se estima.
¿Por qué este hallazgo es tan importante?
Este descubrimiento cambia la narrativa sobre la ocupación temprana de Europa y sugiere que la evolución humana en el continente fue más compleja de lo que se pensaba. Mientras que los neandertales dominaban ciertas regiones, otros homínidos como el Homo heidelbergensis también habitaban Europa durante el Pleistoceno.
Además, el estudio refuerza la idea de que la evolución del ser humano moderno no fue lineal, sino una red de especies emparentadas que coexistieron, migraron y evolucionaron de manera paralela en distintos lugares del planeta.
Un enigma que sigue abierto
Aunque la nueva datación proporciona pistas sólidas sobre la antigüedad y la especie del cráneo de Petralona, los científicos advierten que aún hay mucho por descubrir. La evolución humana es un rompecabezas con muchas piezas faltantes, y fósiles como este son clave para entender cómo llegamos a ser lo que somos hoy.
El cráneo de Petralona, guardado durante décadas en el centro de una controversia científica, podría ser finalmente reconocido como un testimonio invaluable de la diversidad de nuestros antepasados y un recordatorio de que la historia de la humanidad aún tiene muchos capítulos por escribirse.
