Un nuevo estudio liderado por la NASA volvió a encender el debate sobre la posibilidad de que Marte haya sido un planeta habitable. El hallazgo de minerales en rocas del cráter Jezero —similares a los que en la Tierra se asocian con procesos biológicos— sugiere que el planeta rojo pudo haber albergado vida en su pasado remoto.
El rover Perseverance, que desde 2021 recorre el cráter de 45 kilómetros de diámetro, detectó estas formaciones en el Valle de Neretva, un antiguo cauce fluvial donde se cree desembocaba un gran lago marciano hace unos 3,500 millones de años. El lugar fue elegido precisamente por su potencial para conservar rastros de vida antigua.
“Manchas de leopardo” en rocas marcianas
Los investigadores encontraron lutitas ricas en sílice y arcillas, típicas de ambientes lacustres de baja energía. En su interior hallaron diminutos nódulos, apodados “manchas de leopardo”, de apenas un milímetro de ancho. Los análisis químicos revelaron similitudes con vivianita y greigita, minerales raros que en la Tierra pueden formarse por reacciones químicas vinculadas a materia orgánica en descomposición.
“Es un hallazgo muy emocionante de una posible biofirma, pero no significa que hayamos descubierto vida en Marte”, explicó Sanjeev Gupta, jefe del equipo de investigación del Imperial College de Londres. “Necesitamos analizar estas muestras en la Tierra para confirmar si hubo procesos biológicos involucrados”.
Próximos pasos: traer muestras a la Tierra
El Perseverance seguirá recolectando y sellando muestras de rocas para su futura recuperación. La NASA planea traer unas 30 de ellas a la Tierra durante la década de 2030, donde se podrán estudiar con tecnología mucho más avanzada.
El estudio completo, titulado “Asociaciones minerales y orgánicas impulsadas por redox en el cráter Jezero, Marte”, fue publicado en la revista Nature, con la colaboración del Imperial College de Londres.
