Los científicos Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar Yaghi fueron galardonados por crear estructuras moleculares capaces de capturar gases y purificar el aire.
El investigador japonés Susumu Kitagawa, de la Universidad de Kyoto, tenía prisa. A minutos de haber recibido la llamada que lo convertía en Premio Nobel de Química 2025, apenas tuvo tiempo para responder unas preguntas antes de regresar a sus labores.
“Mi sueño es capturar aire y separarlo en dióxido de carbono, oxígeno o agua, y convertirlo en materiales útiles utilizando energía renovable”, dijo.
Kitagawa comparte el galardón con Richard Robson (Universidad de Melbourne, Australia) y Omar Yaghi (Universidad de California, Berkeley), por el desarrollo de las redes metal-orgánicas, conocidas como MOFs (metal-organic frameworks), materiales que podrían revolucionar la lucha contra el cambio climático.
¿Qué son las redes metal-orgánicas?
Las MOFs son estructuras porosas formadas por metales y moléculas orgánicas que crean una especie de red tridimensional. Su característica más importante es la enorme cantidad de espacio interno que poseen, lo que les permite atrapar gases o almacenar sustancias químicas.
El Comité Nobel de Química explicó que estas redes pueden extraer agua del aire del desierto, capturar dióxido de carbono, almacenar gases tóxicos o catalizar reacciones químicas, lo que abre una amplia gama de aplicaciones en energía, salud y medio ambiente.
“Es como la bolsa mágica de Hermione: parece pequeña, pero puede guardar enormes cantidades de gas en un volumen diminuto”, comparó Heiner Linke, presidente del Comité Nobel.
Aplicaciones ambientales y tecnológicas
El exceso de dióxido de carbono en la atmósfera es una de las principales causas del calentamiento global. Las MOFs ofrecen una posible solución técnica y escalable para capturar y almacenar CO₂, evitando que siga contribuyendo al cambio climático.
Empresas en Reino Unido y Canadá ya trabajan en el desarrollo de filtros industriales basados en estas estructuras. En Canadá, una compañía invirtió 150 millones de dólares para construir un sistema capaz de capturar 10 millones de toneladas de CO₂ anuales.
Además, los MOFs se exploran en farmacología como posibles transportadores de fármacos, en sensores químicos y en almacenamiento de hidrógeno, una energía limpia en auge.
La visión de los científicos latinoamericanos
En Argentina, la investigadora María Celeste Bernini, del Conicet, destacó el valor ambiental y tecnológico del Nobel:
“Ya se veía venir este reconocimiento. Estas estructuras tienen un potencial enorme en sostenibilidad, energía y salud”.
Por su parte, Galor Soler Illia, director del Instituto de Nanosistemas de la UNSAM, subrayó que el avance representa “una nueva era en la química de materiales” por su versatilidad y capacidad de adaptación a diferentes entornos.
Conexión argentina y el papel de la Inteligencia Artificial
El científico jordano Omar Yaghi, uno de los premiados, visitó Argentina en 2024, cuando recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba. Durante su clase magistral, habló sobre la importancia de la química reticular y cómo la Inteligencia Artificial puede ayudar a predecir combinaciones químicas para crear MOFs más eficientes.
Actualmente existen más de 100 mil estructuras registradas en bases de datos científicas, y la IA permite seleccionar las más útiles para objetivos específicos, como la captura de contaminantes o la purificación del aire.
En el país, varios investigadores siguen esta línea de trabajo.
- Germán Gómez, del Instituto de Tecnología Química (Intequi, UNSL), desarrolla dispositivos para capturar agua en ambientes áridos.
- Melina Arcidiácono, del Inifta (Conicet-UNLP), investiga películas nanométricas con MOFs para detectar contaminantes.
“Este Nobel confirma que los científicos argentinos estamos en el camino correcto”, celebró Arcidiácono desde Brasil.
Un Nobel con mirada al futuro
Los MOFs representan una de las innovaciones más prometedoras de la química moderna. Su capacidad para capturar gases, purificar aire y almacenar energía podría ser una de las claves para mitigar el cambio climático en las próximas décadas.
“Es un Nobel que premia la creatividad y la sostenibilidad. Una muestra de cómo la ciencia puede ofrecer soluciones reales para los problemas más urgentes del planeta”, concluyó Soler Illia.
