La inteligencia artificial está revolucionando el turismo, pero también está generando problemas. Dos turistas pagaron 160 dólares para visitar el supuesto “Cañón Sagrado de Humantay”, en los Andes peruanos, un sitio que no existe y fue inventado por un chatbot.
El guía local Miguel Ángel Góngora Meza explicó que el nombre era una mezcla ficticia de lugares reales. Los viajeros terminaron abandonados en una carretera rural a 4,000 metros de altitud.
Casos similares se reportan en Japón y Estados Unidos: desde horarios falsos de teleféricos hasta rutas cerradas o inexistentes. Según Global Rescue (2025), un 24 % de los turistas ya usa IA para planificar sus viajes —40 % entre menores de 35 años—, pero los errores son frecuentes: modelos como el de OpenAI apenas alcanzan un 10 % de acierto en planificaciones complejas.
Expertos advierten que la IA puede confundir datos, inventar lugares y hasta generar fraudes en sitios falsos de reservas. Recomiendan usar la tecnología solo como apoyo, no como fuente principal, y siempre verificar la información en páginas oficiales o comunidades locales.
“Si un destino suena demasiado perfecto para ser real, probablemente no lo sea”, concluyó el consultor de viajes Nolan Burris.
