La aparición de los síntomas del alzhéimer podría retrasarse hasta siete años si las personas en riesgo mantienen una vida físicamente activa, incluso con actividad moderada, de acuerdo con una investigación internacional publicada en la revista Nature Medicine.

El estudio, desarrollado por un equipo de científicos de Australia, Canadá y Estados Unidos, analizó durante 14 años a casi 300 personas con alzhéimer preclínico —es decir, sin síntomas evidentes, pero con una alta acumulación de proteínas Tau y Beta-amiloide en el cerebro, marcadores clave de la enfermedad—.


🚶‍♀️ Más pasos, menos deterioro

Los resultados mostraron una relación directa entre el número de pasos diarios y el ritmo de deterioro cognitivo.

  • Las personas que caminaban menos de 3,000 pasos al día presentaron un declive cognitivo más rápido.
  • Quienes alcanzaban entre 3,000 y 5,000 pasos diarios, lograron retrasar los síntomas en promedio tres años.
  • Y los participantes más activos, que caminaban entre 5,000 y 7,500 pasos al día, pospusieron la aparición del alzhéimer hasta siete años.

“Aumentar el número de pasos, aunque sea ligeramente, puede ayudar a ralentizar la progresión del alzhéimer en personas con alto riesgo de desarrollarlo”, explicó Jasmeer Chhatwal, neurólogo del Mass General Brigham, consorcio médico vinculado a la Universidad de Harvard.

El especialista subrayó que este hallazgo podría explicar por qué algunas personas con predisposición genética se deterioran más rápido que otras, además de abrir la puerta a estrategias preventivas basadas en el estilo de vida.


🧬 Cómo se realizó la investigación

Los científicos estudiaron a 296 participantes de entre 50 y 90 años, todos sin deterioro cognitivo al inicio del seguimiento.
Se utilizó tecnología PET (Tomografía por Emisión de Positrones) para medir los niveles de Beta-amiloide y Tau en el cerebro, mientras que los voluntarios usaron podómetros para registrar su actividad diaria.

Durante el estudio —que abarcó de 2 a 14 años—, los investigadores realizaron evaluaciones cognitivas anuales y pruebas complementarias de imagen cerebral para detectar cambios en la acumulación de proteínas asociadas al alzhéimer.

Los resultados fueron claros: quienes se mantenían físicamente activos mostraron una acumulación más lenta de Tau y menor deterioro cognitivo.

“Cada paso cuenta. Incluso un pequeño aumento en la actividad física mejora la salud cerebral y cognitiva. Mantenerse activo es una forma de proteger el cerebro”, afirmó Wai-Ying Wendy Yau, coautora del estudio y neuróloga del Mass General Brigham.


🔬 Lo que viene: ejercicio como terapia preventiva

Los investigadores ahora buscan determinar qué tipo de actividad física resulta más efectiva para retrasar el avance del alzhéimer y cuáles son los mecanismos biológicos detrás de este efecto protector.

Por ahora, los expertos consideran que estos resultados pueden servir como base para futuros ensayos clínicos que evalúen programas de ejercicio diseñados para prevenir o ralentizar el deterioro cognitivo en adultos mayores, especialmente en aquellos con alto riesgo genético de desarrollar la enfermedad.

Por Editorial

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