K2-18b, un exoplaneta a 124 años luz de la Tierra, ha captado la atención de astrónomos por los indicios de vida que podrían haberse detectado en su atmósfera. Este planeta, más pequeño que Neptuno, podría albergar vida, según un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, publicado el 17 de abril en The Astrophysical Journal Letters. Sin embargo, algunos científicos muestran escepticismo sobre la interpretación de estos hallazgos.

El descubrimiento se basa en observaciones realizadas con el telescopio espacial James Webb, que identificó dos moléculas, sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS), gases asociados con la actividad biológica en la Tierra, como la generada por fitoplancton marino y bacterias. Estas moléculas fueron detectadas al analizar la luz filtrada a través de la atmósfera del exoplaneta.

Aunque este hallazgo es notable por la capacidad tecnológica que permite detectar elementos químicos en mundos distantes, algunos expertos advierten que no necesariamente indican vida. Edward Schwieterman, astrobiólogo de la Universidad de California, sugiere que estas moléculas podrían generarse por procesos no biológicos, y llama a buscar pruebas adicionales antes de confirmar la presencia de vida. Otros investigadores, como Steven Schmidt y Tessa Fischer, se muestran escépticos y afirman que no hay evidencia sólida de actividad biológica.

El líder del equipo de investigación, Nikku Madhusudhan, reconoce la necesidad de más observaciones para poder confirmar o descartar la existencia de vida en K2-18b. El equipo espera obtener más tiempo de observación con el James Webb, aunque los recortes presupuestarios a la NASA podrían poner en riesgo estos estudios.

Este descubrimiento recuerda a otros casos previos, como el debate sobre la fosfina en Venus, que también fue inicialmente interpretado como una posible señal de vida, pero que luego fue refutado por nuevos estudios.

La ciencia, como proceso de constante revisión y análisis de pruebas, avanza lentamente, y será necesario esperar más investigaciones para determinar si realmente hay vida en K2-18b.

Por Editorial

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