La estructura, bautizada como “Uvas Cósmicas”, podría cambiar lo que sabemos sobre la evolución galáctica en el universo temprano.
Un equipo internacional de astrónomos ha identificado una galaxia en rotación con una estructura sorprendentemente grumosa, que existió apenas 900 millones de años después del Big Bang. Lo que más llama la atención es su apariencia: está compuesta por al menos 15 cúmulos masivos de formación estelar, lo que le da un aspecto visual similar al de un racimo de uvas.
Apodada informalmente como “Uvas Cósmicas”, esta galaxia representa uno de los sistemas más estudiados del universo primitivo, y su hallazgo aporta nuevas claves sobre cómo se formaron y evolucionaron las primeras galaxias en el cosmos.
Una galaxia inesperadamente compleja
El descubrimiento fue publicado en la revista Nature Astronomy y fue posible gracias a más de 100 horas de observación combinada con dos de los instrumentos astronómicos más avanzados del mundo: el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y el Telescopio Espacial James Webb (JWST).
Ambos telescopios estudiaron la galaxia con el apoyo de un fenómeno conocido como lente gravitacional, que permite observar objetos lejanos con mayor detalle al aprovechar la distorsión de la luz causada por un cúmulo de galaxias en primer plano.
Mientras que imágenes anteriores del telescopio Hubble mostraban esta galaxia como una estructura suave y en forma de disco, las nuevas observaciones revelaron una imagen mucho más compleja: una galaxia en rotación, salpicada de cúmulos masivos, que evidencian una intensa actividad de formación estelar.
¿Un caso único o la punta del iceberg?
Este descubrimiento representa la primera vez que se vinculan estructuras internas a pequeña escala con la rotación galáctica a gran escala en una galaxia tan temprana del universo. Se logró una resolución espacial sin precedentes de apenas 10 pársecs (unos 30 años luz), lo cual permitió visualizar estos grumos estelares con gran precisión.
Pero lo más importante, según los autores del estudio, es que esta galaxia no es un caso extremo ni raro. De hecho, cumple con los parámetros típicos de otras galaxias de su época en cuanto a masa, tamaño, composición química y ritmo de formación estelar. Esto sugiere que otras muchas galaxias que hoy parecen “lisas” podrían esconder subestructuras similares, aún invisibles por las limitaciones actuales en la resolución de nuestros instrumentos.
Un desafío para los modelos actuales
La existencia de tantos cúmulos estelares en una galaxia en rotación tan joven contradice las predicciones de los modelos teóricos actuales, que no anticipan un número tan alto de estas estructuras en esa etapa del universo. Esto abre la puerta a una revisión profunda de las simulaciones utilizadas para entender los procesos de formación galáctica.
“El hecho de que esta galaxia forme parte de la ‘secuencia principal’ sugiere que no es una rareza cósmica”, explican los investigadores. “Si este tipo de estructura es común, tendremos que reconsiderar nuestro entendimiento de cómo interactúan la gravedad, la retroalimentación estelar y otros procesos físicos en la evolución temprana de las galaxias”.
