Los ojos deben estar en lo que ocurre en Gaza, no en nosotros”, afirmó la activista nayarita Arlin Medrano, integrante de la Global Sumud Flotilla (GSF), al regresar al país luego de una travesía por el mar Mediterráneo que buscaba llevar ayuda humanitaria al pueblo palestino, víctima de la guerra y la ocupación israelí.

Medrano, originaria de Nayarit, fue una de las seis personas mexicanas que formaron parte de la flotilla internacional junto a Sol González, Laura Alejandra Vélez Ruiz, Carlos Pérez, Diego Vázquez y Ernesto Ledesma. Su regreso fue recibido con emoción y solidaridad en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde familiares, amigos y organizaciones civiles la esperaban con pancartas, flores y consignas en favor del pueblo palestino.

El ambiente se llenó de aplausos y cánticos mientras sonaba Bella Ciao, himno de resistencia, adaptado ahora como un mensaje de apoyo a Palestina.

“¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!”, “¡Estos mexicanos sí me representan!”, “¡Israel, genocida!”, coreaban los asistentes.

“No se trata de nosotros, se trata de Palestina”

Visiblemente conmovida, Arlin Medrano dirigió unas palabras al público y a los medios:

“Quiero mandar un mensaje al pueblo palestino, porque nosotros no somos las historias. Ya habrá tiempo de contar lo que vivimos”, dijo.

La nayarita subrayó que la atención internacional debe centrarse en el genocidio que ocurre en la Franja de Gaza y en la responsabilidad de Israel y Estados Unidos ante la grave crisis humanitaria.

Lamentó que el objetivo principal de la flotilla —entregar ayuda directamente en Gaza— no se lograra debido a la intervención del gobierno israelí encabezado por Benjamin Netanyahu.

“Tenemos el privilegio de no haber nacido en Palestina ni de haber quedado en esas celdas de cadena perpetua. Una disculpa al pueblo palestino por no haber llegado a tiempo. ¡Es una pinche desesperación no haber podido entrar con ayuda humanitaria!”, expresó con evidente frustración.

Relatos de detención y solidaridad

Medrano y sus compañeros denunciaron maltratos, torturas e incomunicación durante su detención por parte de las autoridades israelíes. Tras la intercepción de la flotilla, los más de 400 integrantes internacionales fueron trasladados a un centro de detención en el desierto, cerca de la frontera con Egipto.

Aun con la experiencia traumática, Arlin insistió en que el mensaje más importante no es el suyo, sino el del pueblo palestino que continúa resistiendo bajo condiciones extremas.

“Debemos poner los ojos en Gaza. No se trata de mí, ni de Arlin, ni de Ernesto, Laura, Sol o Carlos. Se trata de Palestina, de los niños mutilados, de los que ven morir a sus padres y quedan marcados para siempre”, añadió su compañero Diego Vázquez.

Reconocimiento a la labor diplomática mexicana

Finalmente, los integrantes de la flotilla agradecieron el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y del personal diplomático mexicano que intervino para lograr su repatriación.

“Gracias a quienes no nos soltaron, a quienes hicieron presión y acompañaron el proceso. Hoy estamos en casa, pero el pueblo palestino sigue resistiendo”, concluyeron.

Por Editorial

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