NGC 2775, ubicada en la constelación de Cáncer, desafía las categorías conocidas y deslumbra con un anillo de formación estelar único
El Telescopio Espacial Hubble volvió a sorprender a la comunidad científica al captar una imagen de la galaxia NGC 2775, una formación cósmica tan inusual que los astrónomos aún no logran ponerse de acuerdo sobre cómo clasificarla.
A unos 67 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de Cáncer, esta galaxia presenta una estructura misteriosa: un anillo exterior repleto de regiones de formación estelar que contrastan con su centro liso y carente de gas, típico de las galaxias elípticas. El resultado es un híbrido fascinante que parece combinar los rasgos de varios tipos de galaxias conocidas.
Una galaxia con apariencia de “flóculos”
Los astrónomos describen a NGC 2775 como una galaxia floculante, término que hace referencia a los “flóculos” o grumos que se observan en sus brazos espirales. En la imagen obtenida por el Hubble, estos se aprecian como regiones rosadas, zonas donde nacen nuevas estrellas, entrelazadas con vetas de polvo marrón que delinean la estructura del anillo.
Este patrón irregular y difuso hace que los brazos espirales sean difíciles de seguir, lo que le da a la galaxia un aspecto de “mechones” estelares, en lugar de los clásicos brazos definidos que se observan en las galaxias espirales más simétricas.
Debate entre astrónomos
La comunidad científica no ha llegado a un consenso sobre su clasificación. Algunos investigadores consideran que NGC 2775 pertenece al grupo de las galaxias lenticulares, una transición entre las elípticas y las espirales. Sin embargo, otros la ubican dentro de las galaxias espirales floculantes, debido a la presencia de zonas activas de formación estelar.
El astrónomo Mauro Terrones Piñón, del Instituto de Astrofísica Teórica, explica que “la peculiar morfología de NGC 2775 podría deberse a un encuentro cercano con otras galaxias que alteró su estructura y le dio esa forma híbrida”.
De hecho, observaciones recientes revelan una cola de hidrógeno que se extiende más de 100 mil años luz, lo que refuerza la hipótesis de una interacción gravitacional con una o más galaxias vecinas.
Observaciones pasadas y nuevas expectativas
El Hubble ya había observado esta galaxia en 2020, pero en su más reciente imagen —captada en 2025— utilizó un filtro especializado que detecta la luz roja del hidrógeno ionizado, destacando con mayor detalle las estrellas jóvenes y masivas en el anillo exterior.
Los astrónomos esperan que el Telescopio Espacial James Webb realice próximamente una nueva observación. Gracias a su alta resolución y sensibilidad al infrarrojo profundo, podría ofrecer una imagen sin precedentes de esta galaxia inclasificable y ayudar a desentrañar el misterio de su origen.
